Medicina Psicosomática

El mayor error que se puede cometer en el tratamiento de las enfermedades es que existan médicos para el cuerpo y médicos para el alma, cuando no es posible separar el uno de la otra (…).

Es en esta totalidad en lo que deben fijarse: pues cuando el todo está enfermo, es imposible que una de las partes se encuentre sana
Platón

Hace unas cuantas décadas que se comenzó a usar la palabra psicosomática en medicina. Se hizo para mostrar las profundas influencias que las experiencias vitales, los estados emocionales e incluso los procesos cognitivos tienen en la salud y en el funcionamiento del cuerpo. Tanto para bien como para mal.Actualmente, el pensamiento psicosomático trata de superar visiones parciales y abstracciones reduccionistas, buscando integrar las manifestaciones biológicas y psicológicas para una comprensión unitaria del ser humano.

Como orientación médica, la Medicina Psicosomática surge como reacción a las tendencias reduccionistas de la medicina moderna. Si bien la separación entre mente y cuerpo es útil en el plano de la investigación (permitiendo simplificar y eliminar variables en el método científico), a nivel de tratamiento resulta no sólo una reducción sin sentido, sino que incluso puede resultar contraproducente. De esta manera han surgido algunas de las ramas más conocidas de la medicina psicosomática, como la psicooncología, la psiconeuroendocrinología, la psicoinmunología y la investigación psicosocial del estrés

Explicándolo de otra manera, representa una actitud que insiste en considerar a la persona como un todo, no sólo manejando datos biológicos, sino incluyendo las circunstancias sociales y aspectos psicológicos.

Es ampliamente conocido que varios trastornos médicos e intervenciones quirúrgicas producen alteraciones de tipo emocional, cognitivo y conductual, que precisan que en la intervención y la recuperación sean tenidos en cuenta. Que el pronóstico sea más o menos favorable depende del cuidado y el tratamiento tanto de la mente como del cuerpo. Lo mismo sucede con los trastornos funcionales, como los trastornos de conversión y los somatoformes, que son manifestaciones sintomáticas de un malestar emocional